viernes, 29 de julio de 2016

Liderazgo: ¿Se hace o se nace?

Recientemente he estado recordando algunas conferencias acerca de liderazgo a las que asistí hace un tiempo.  Se inició con la pregunta acerca de si un líder nace o se hace.  Hubo diversidad de opiniones para concluir que todo nacemos líderes y ejercemos liderazgo hasta sin saberlo.  Por ejemplo, si ayudamos a una persona mayor a cruzar la calle, es una buena acción, alguien quizás nos observó y tomo eso como un buen ejemplo y quizás hará lo mismo en el futuro.  Y nosotros no nos dimos cuenta de que con una acción tan espontánea como generosa podemos estar enviando un mensaje a quien nos observa sin darnos cuenta.  Eso es liderazgo. Del mismo modo, si hacemos algo reprobable, como insultar o burlarnos de alguien estaremos mandando un mensaje negativo y en ese caso será un liderazgo negativo.

Recuerdo también que se habló de los diferentes tipos de liderazgo que se ejercen en cualquier ámbito de la vida a saber la escuela, el trabajo o el hogar.  En el ámbito laboral es fácil identificar liderazgos de diferentes niveles. Por ejemplo, el jefe rodeado de funcionarios incondicionales que por lo general excluyen al resto del personal o el liderazgo centrado en sí mismo, todo en función de uno mismo. En el hogar, como un padre maneja un conflicto familiar, una rabieta de su hijo, una discusión con su cónyuge, etc. En estas situaciones el liderazgo se manifiesta de manera negativa o positiva. El padre mandando al cuarto a al hijo sin derecho a cenar, o el cónyuge gritando y hasta agrediendo físicamente a su pareja.

Lo contrario sería ejercer el liderazgo mediante el diálogo, el escuchar a la otra parte, el ponerte en sus zapatos mostrando respeto y empatía y tratar de encontrar una solución balanceada. En el trabajo, el jefe que deja de serlo para convertirse en el líder que ayude a sus colaboradores a alcanzar las metas del equipo y a ser cada día mejores.

En resumen, todos somos líderes.  Lo que necesitamos es aprender a ejercer ese liderazgo de la mejor manera posible.

Por eso se decía que debemos ser cuidadosos con nuestras acciones pues no sabemos a quien podríamos estar influenciando aún sin saberlo.


Hay mucho más que decir acerca del liderazgo, pero es suficiente por ahora.

viernes, 17 de junio de 2016

De todo un poco, poniéndonos al día

Regresando después de una prolongada ausencia, toca compartir mis cavilaciones acerca de algunos temas de interés internacional en la actualidad.

Primero, el ciclo de supremacía de los así llamados gobiernos de izquierda en Latinoamérica ha llegado a su fin, quedando aún en pie el enclenque gobierno de Maduro, tristemente célebre por representar el fiasco politico del siglo dado en llamar Socialismo del Siglo XXI.  Su desaparición es inminente y dejando tras de sí una estela de desastres que acabaron hasta con la dignidad humana de los venezolanos.

Quedan otros gobiernos con sus días contados como el de Correa, en Ecuador, quien ya dijo que no se presentará a las próximas elecciones y el de Evo Morales, quien perdió el referendum por la reelección. El pueblo boliviano ya le dejó claro que no lo quiere más.  El Kirchnerismo sucumbió víctima de su propio anti gobierno y Argentina avisora un futuro promisorio con la administración de Macri.  Todo está cambiando.  Es momento para otra etapa.

En Nicaragua, el gobierno aparentemente aún fuerte, está muy debilitado por la salida de sus compinches del Alba del entorno latinoamericano y se enrumba a una indefectible etapa de debilitamiento y eventual desaparición.  Quedarán para los despojos de la historia las herrumbres corroidas de los que hoy aún se llaman árboles de la vida.  El ciclo está llegando a su fin.  Es cuestión de tiempo.

Mientras tanto, los Estados Unidos vive un proceso electoral sui generis teniendo como principal atractivo el intempestuoso surgimiento de un díscolo magnate de la televisión, Donald Trump, quien haciendo añicos los análisis de los más avezados "pundits", ha asegurado la nominación presidencial por el partido republicano, para estupor de estos mismos.  La gran paradoja es que muchos en este partido están haciendo esfuerzos para desplazar a Trump de la candidatura, objetivo al parecer muy dificil de lograr.  Los Estados Unidos, asediado por el terrorismo y la endémica violencia por odio, lo que menos necesita en la Oficina Oval es a un ricachón recalcitrante e inepto como Trump.  Sería el acabose.

En la acera de enfrente la señora Hillary Clinton ha superado, no sin sudar la gota gorda, a un enérgico y carismático populista como Sanders, quien endulzando el oído de los chavalos logró que lo impulsaran a  conquistar un hermoso racismo de victorias en la primarias.  Comparada  con la tragicomedia de la campaña republicana, donde hubo hasta debates de anatomía, la campaña del partido demócrata ha salvado la cara de un país con una añeja tradición democrática ante la opinión internacional.  Queda por verse si la señora Clinton logrará vadear las piedras en el camino que le interponen el oscuro caso de los "emails" y la tragedia en Bengazi, que resultó en la muerte del embajador y otros ciudadanos de su país.

Por otro lado, recién el pasado 12 de junio, el mundo se despertó con la trágica noticia de un tiroteo en un club gay de la ciudad de Orlando, Florida, que dejó tras de sí 49 víctimas mortales y una cantidad similar de heridos.  Este hecho es un botón más de muestra de un conflicto social que lejos de amainar se ha intensificado en los últimos años probablemente debido a la naturaleza cosmopolita de esa nación y a las tensiones provocadas por la crisis económica que aún deja sentir sus resabios. Todo ello constituye un hervidero de tensiones que podría devenir en un desastre social de consecuencias insospechadas.  Hay que dormir con un ojo abierto.  Los nicaraguense tenemos muchos familiares en ese país.

Mientras los políticos estadounidenses no depongan sus intereses personales y partidarios para unirse en una alianza bipartidista que encuentre una solución definitiva a este flagelo, más gente seguirá muriendo en masa, sin contar la latente amenaza del terrorismo organizado.

Todo esto y otros conflictos que quedan sin mencionar en estas cavilaciones, como la encarnizada guerra en Siria y el drama de los migrantes o la normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, hacen de este mundo un sitio convulso donde más que vivir buscamos como sobrevivir día a día.  Y aún con todo esto, como diría Darío, debemos ir. " ...¡adelante en el vasto azur, siempre adelante!".