domingo, 9 de octubre de 2011

De la tecnología y sus efectos.

Vivimos en un mundo que crece vertiginosamente impulsado por una alucinante carrera tecnológíca. La así llamada tecnología de punta, que cuando sale al mercado tiene precios prohibitivos, se va a haciendo cada vez más accesible a las vastas mayorías con un inevitable impacto en nuestras vidas, el cual puede ser muy negativo o positivo según el uso que se le dé.

No creo que la tecnología como tal sea mala, como algunos afirman. Más bien pienso que lo malo es el uso que muchas veces le damos porque sencillamente no estamos preparados para lidiar con tanta información que, además, evoluciona con una velocidad que desborda nuestra capacidad de asimilación. De hecho, muchos de nosotros apenas sí utilizamos las diferentes aplicaciones tecnológicas en un porcentaje muy bajo, sin poder sacar el máximo provecho de la misma debido a la falta del conocimiento necesario para hacerlo.

A pesar de esta realidad, no se puede negar que todos los dispositivos tecnológicos a nuestra disposición como los teléfono celulares, las computadoras, etc., reforzados por la inagotable fuente de información en el internet y sus muy populares alternativas de comunicación como, facebook, youtube, twitter, y buscadores de información como google y bing por mencionar algunas de las más conocidas, han venido impulsar nuestro desarrollo personal, profesional y a propiciar acaso una mejor comprensión del mundo en que vivimos sin dejar por ello de plantear nuevos desafíos y crear nuevas necesidades.

Por ejemplo, la tecnología aplicada a la educación ha dado como resultado una tranferencia expedita de la información a nivel global. Ya no es necesario para los profesionales de un pais viajar al extranjero a recibir algún curso de especialización o actualización con la existencia de cursos a través del internet. A propósito, he oido hace poco el término "webinar" que no es más que una palabra hibrida para designar un seminario impartido en la "web" o internet. El impacto de esta vorágine tecnológica en los idiomas merece un artículo aparte.

Además, se ha convertido en algo común el interactuar con profesionales, personas particulares y participar en grupos de discusión con personas en cualquier ubicación geográfica en el mundo. Todo esto es una realidad en cualesquieras de los campos del saber y de la vida diaria. Definitivamente, el tiempo ha llegado en que el mundo como lo conocíamos hace 30 años ha dejado de existir para convertirse en la "aldea virtual" que es hoy; como anteriormente mencione, con aspectos claroscuros para todos.

Por otro lado, el impactante efecto de toda esta tenología a nuestra disposicion ha sido catalizador de efectos perniciosos que nos empujan a nuevos problemas y desafios. Por ejemplo, hoy nuestra privacidad personal está a merced de los "hackers" No es raro oir de robos de información, suplantación de identidad, trata de personas a través de la red, invasión de cuentas bancarias y tarjetas de créditos, espionaje industrial sin dejar de mencionar hasta casos de infidelidad en las relaciones afectivas. Ya se habla con regularidad de como las relaciones establecidas en el ciber espacio impactan tanto al ser humano que lo lleva al divorcio, nuevos matrimonios y un sinnúmero de manifestaciones conductuales que transforman poco a poco nuestra manera de ver la vida y de existir.

Irónicamente, de este fenómeno sociológico integrador de la comunidad mundial se derivan asociaciones que impactan frontalmente el ámbito politíco del mundo. Quien no ha oido hablar de la Primavera Ärabe y del escándalo de los Wikileaks, por citar sólo dos ejemplos emblemáticos recientes. También hay quienes afirman que el primer presidente negro de EE.UU. , Obama, le debe en gran parte tal distinción a la campaña virtual que realizó a través de Facebook y Twitter, entre otros recursos cibernéticos.

En resumen, el auge de la realidad virtual que vivimos vino para quedarse y marcar una etapa significativa en la indetenible evolución de la especie humana. Utilicemos,pues, nuestro libre albedrío para distinguir entre lo bueno y los malo y poder sacar provecho de este fenómeno cibernético para propiciar un mundo mejor y construir un futuro promisorio para las generaciones venideras, que mucho lo necesitarán.